La radiofrecuencia facial es una técnica estética que ha ganado popularidad en los últimos años. Pero, ¿sabes realmente para qué sirve y cuándo no deberías usarla? Aquí te lo contamos.
¿Para qué sirve la radiofrecuencia facial?
La radiofrecuencia facial se utiliza para:
- Rejuvenecimiento de la piel: Estimula la producción de colágeno, reduciendo la apariencia de arrugas y líneas finas.
- Mejorar la elasticidad: Fortalece las fibras de elastina, dándole a la piel un aspecto más firme y juvenil.
- Reducir la grasa localizada: Ayuda a descomponer las células grasas en áreas problemáticas.
- Mejorar la circulación: Aumenta el flujo sanguíneo, lo que puede ayudar a mejorar el tono y la textura de la piel.
- Tratar la celulitis: Al mejorar la circulación y romper las células grasas, puede reducir la apariencia de la celulitis.
- Refrescar el aspecto general de la piel: Proporciona un brillo saludable y una apariencia más uniforme.
¿Para qué NO sirve la radiofrecuencia facial?
Aunque la radiofrecuencia facial es beneficiosa para muchos, hay situaciones en las que no se recomienda su uso:
- Piel con heridas abiertas: Al igual que con el irrigador dental, no se debe usar la radiofrecuencia en piel con cortes o heridas abiertas, ya que podría agravar la lesión.
- Personas con marcapasos: La radiofrecuencia podría interferir con el funcionamiento de dispositivos electrónicos implantados.
- Durante el embarazo: No se ha demostrado que sea segura para las mujeres embarazadas, por lo que es mejor evitarla.
- Enfermedades de la piel: En condiciones como la rosácea o la dermatitis, la radiofrecuencia podría empeorar los síntomas.