La radiofrecuencia facial es una técnica estética que ha ganado popularidad en los últimos años. Pero, ¿sabes realmente para qué sirve y cuándo no deberías usarla? Aquí te lo contamos.

¿Para qué sirve la radiofrecuencia facial?

La radiofrecuencia facial se utiliza para:

  1. Rejuvenecimiento de la piel: Estimula la producción de colágeno, reduciendo la apariencia de arrugas y líneas finas.
  2. Mejorar la elasticidad: Fortalece las fibras de elastina, dándole a la piel un aspecto más firme y juvenil.
  3. Reducir la grasa localizada: Ayuda a descomponer las células grasas en áreas problemáticas.
  4. Mejorar la circulación: Aumenta el flujo sanguíneo, lo que puede ayudar a mejorar el tono y la textura de la piel.
  5. Tratar la celulitis: Al mejorar la circulación y romper las células grasas, puede reducir la apariencia de la celulitis.
  6. Refrescar el aspecto general de la piel: Proporciona un brillo saludable y una apariencia más uniforme.

¿Para qué NO sirve la radiofrecuencia facial?

Aunque la radiofrecuencia facial es beneficiosa para muchos, hay situaciones en las que no se recomienda su uso:

  1. Piel con heridas abiertas: Al igual que con el irrigador dental, no se debe usar la radiofrecuencia en piel con cortes o heridas abiertas, ya que podría agravar la lesión.
  2. Personas con marcapasos: La radiofrecuencia podría interferir con el funcionamiento de dispositivos electrónicos implantados.
  3. Durante el embarazo: No se ha demostrado que sea segura para las mujeres embarazadas, por lo que es mejor evitarla.
  4. Enfermedades de la piel: En condiciones como la rosácea o la dermatitis, la radiofrecuencia podría empeorar los síntomas.

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